YO DIGO SÍ A LA PAZ

YO DIGO SÍ A LA PAZ

lunes, 11 de abril de 2011

A PROPÓSITO DE LOS 20 AÑOS DE LA CARTA POLÍTICA

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo



Por estos días se conmemoran 20 años de la Constitución Política de Colombia, promulgada en 1991। Sin duda que el país avanzó en materia de derechos y garantías constitucionales, así como en el reconocimiento, por lo menos formal, de los derechos de indígenas y afrocolombianos, comunidades tradicionalmente golpeadas por la discriminación, la desigualdad y el señalamiento social, la persecución política y militar de disímiles actores armados, legales e ilegales.


La Carta Política de Colombia abrió un camino de esperanza para estas comunidades y para importantes sectores sociales que vieron en ella la posibilidad de que Colombia y en especial ciertos grupos poderosos, salieran de la caverna, vieran la luz y entendieran que es éticamente correcto y económica y socialmente posible mejorar sustancialmente las condiciones de vida para grandes mayorías.


Hemos avanzado. Para destacar, además de la tutela, el ejercicio de control constitucional de la Corte Constitucional, el ejercicio ético y responsable de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, golpeados por la fuerza inquisitiva de Uribe Vélez, de sus áulicos y de los medios masivos que sirvieron a los intereses del entonces Presidente, para desprestigiar a los magistrados.


Si bien se trató de un nuevo pacto social, subsisten y persisten aún poderosos grupos y sectores sociales, económicos, políticos y militares que ven la Carta Política de 1991 como un riesgo para sus oscuros intereses, sostenidos en la tradición católica, en una pobre concepción de lo que es y debe ser el papel del Estado y en una ética y una moral acomodaticias, que van en consonancia con el modelo económico neoliberal.


No ha sido propiamente el ejercicio de la política y de lo político lo que ha permitido que los principios contenidos en la Carta Magna se hayan diseminado como semilla libertaria। Han sido los jueces y las Altas Cortes las que le han dicho al país que aquello del Estado social de derecho no es mera retórica, sino que todos y cada uno de nosotros debemos trabajar para que se haga realidad.

Debemos apropiarnos de la Carta Política para defendernos del Poder, en especial de aquel que quiere para sí todos los beneficios y ventajas y que por tradición ha estado del lado de poderosas élites, que han llevado a este país a la crisis social y cultural que hoy vivimos y sentimos en cada esquina de ciudades y pueblos. De igual manera, hay que trabajar en el develamiento de todos los intereses perversos que se suman, por ejemplo, a las acciones jurídico-políticas de las bancadas de los partidos políticos colombianos, en especial aquellos que se prestaron para que el paramilitarismo penetrara hasta lo más profundo de las entrañas del Estado colombiano.





Por ello es necesario que en los espacios académicos, sociales y familiares se den encuentros dialógicos, en los que se discutan asuntos públicos de especial interés para todos. No podemos aceptar que haya ciudadanos incapaces de interpretar los discursos noticiosos, siempre contaminados por los intereses de poderosos emporios económicos que los sostienen.


Hay que seguir a la prensa, pero hay que buscar otras fuentes de información. Hay que tomarse el tiempo para analizar y leer con cuidado los mensajes mediáticos pues ellos están perfectamente articulados al proyecto económico neoliberal.


De igual manera, hay que estar atentos al contexto y a los objetivos y a las acciones de los gobiernos. Cada paso dado por el gobierno traerá efectos, negativos y positivos, para nuestras vidas. Debemos estar alerta ante falsos demócratas y reducidas formas democráticas. La democracia es y ha sido utilizada por proto dictadores y por otros que hoy ya graduados, actúan como demócratas y amigos del pueblo; y otros, que a pesar de que no alcanzaron a consumarse como tal, en su ejercicio del poder, socavaron principios claves para la democracia y lo peor, dejaron la sensación para poderosos actores de que es posible regresar a la caverna.

La mejor forma de celebrar hoy los primeros 20 años de la Carta Política de Colombia es revisar cuán tolerantes somos hoy frente a grupos y comunidades que siendo diferentes, desean vivir dentro de este territorio sin molestar y menos aún, socavar nuestros derechos. Y por ese camino, empezar a distinguir muy bien quiénes o qué grupos sociales, económicos y políticos, que posan de democráticos, desean a toda costa reducir las aspiraciones constitucionales concentradas en la nomenclatura estado social de derecho.

También podemos celebrar evaluando qué tanto hemos sido complacientes con gobiernos corruptos, con propuestas abiertamente antidemocráticas como las ejecutadas, por ejemplo, por Uribe Vélez. Y otra forma de celebrar estos 20 años, es trabajar alrededor de una cultura política que nos permita en las próximas elecciones de octubre, vetar a todos aquellos candidatos cuyo pasado haya estado asociado con prácticas clientelares y mafiosas, así como con acciones criminales de paracos, narcotraficantes, guerrilleros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Apreciado Germán:

A propósito de estas reflexiones en tú escrito de hoy:



“…derechos de indígenas y afrocolombianos, comunidades tradicionalmente golpeadas por la discriminación, la desigualdad y el señalamiento social, la persecución política y militar de disímiles actores armados, legales e ilegales…”



¿Sabías mi candido amigo que algunos (no pocos) miembros de algunos resguardos indígenas del Departamento del Cauca al paso de las de contra guerrillas del Ejercito Nacional cuelgan el bastón de mando en la cabecera de la cama y sacan de debajo de las estera o el colchón de la misma un Fusil AK - 47 o un Fusil Fal para dispararles por la espalda?, ¿o crees en su absoluta probidad?



“…el ejercicio ético y responsable de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia…”



¡Algunos Magistrados de las Altas Cortes (no pocos) son peores que la peor de las catervas descritas en tus correos!



“…las bancadas de los partidos políticos colombianos, en especial aquellos que se prestaron para que el paramilitarismo penetrara hasta lo más profundo de las entrañas del

Estado colombiano...”



¿Y quién investiga sobre la infiltración de los narcoterroristas de las FARC, ELN y Movimiento Político Bolivariano de Venezuela (que terminan siendo lo mismo) en las Universidades Públicas y Privadas, en las “transparentes” y “eficientes” Altas Cortes y en el Congreso de la República, entre otros?. A la fecha no creo haber leído una sola reflexión en tus escritos que hable sobre los Representantes a la Cámara o Senadores de la República pagados por los narcoterroristas subversivos o el “Homínido de Miraflores” y tú y yo sabemos que se nos acaban los dedos de las manos izquierda y derecha si los tuviéramos que señalar…de hecho no lo hace ni tan siquiera el “Apátrida” y “Vende Patria” de Daniel Coronel teniendo información tan “privilegiada” que así lo permite inferir (infiltraciones guerrilleras y chavistas).



Más equilibrio politólogo…

MG

Anónimo dijo...

German, gracias por mantener este valioso y valeroso esfuerzo.



Cordial saludo,



Jaime