Por
Germán Ayala Osorio, comunicador social
y politólogo
La
alocución presidencial del 14 de enero de 2015 deberá ser recordada por
historiadores, periodistas y ciudadanos en general, como un hito político de
especial significado. Lo anunciado por el Presidente da cuenta no sólo de la
seriedad del proceso de paz de La Habana, sino que se constituye en la
respuesta que tanto las Farc y otros sectores de la sociedad colombiana
estaban esperando ante la decisión de la dirigencia del grupo armado ilegal de
cesar hostilidades de manera unilateral.
La
instrucción del Presidente a los miembros de la Comisión de Negociación que
dialoga y negocia con las Farc en La Habana, de empezar cuanto antes la
discusión del cese bilateral del fuego, debe entenderse como un gesto previo a
la orden que deberá dar en su calidad de Comandante Supremo de las Fuerzas
Armadas, de cesar toda operación militar que propenda por capturar y/o asesinar
a miembros de la guerrilla de las Farc.
Si
bien el anuncio presidencial constituye un paso definitivo hacia el objetivo
final de poner fin al conflicto armado interno, existen muchos detalles,
asuntos y circunstancias que deberán tenerse en cuenta para que dicha
instrucción se cumpla y se logre concretar el cese bilateral del fuego.
Entre
esos detalles, circunstancias o asuntos, sobresalen aquellos asociados a la
puesta en marcha del cese al fuego por parte de las Fuerzas Armadas. Si bien se
presume que detrás de la instrucción hay o debe haber una postura monolítica
que aglutine a las distintas fuerzas estatales y una clara disposición de sus
comandantes de obedecer al Presidente, no hay que descartar y mucho menos
desoír a aquellas voces de oficiales, suboficiales y soldados que claramente
desean mantener la ofensiva, apegadas esas voces al “viejo” argumento que
señala que un cese bilateral al fuego será aprovechado por las Farc para
fortalecerse militarmente. Posturas estas respaldadas por la Asociación
Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares (Acore)[1],
organización que de tiempo atrás se opone al proceso de paz y a la posibilidad
de poner fin al conflicto. No hay que minimizar los posibles sentimientos de
venganza que puedan alentar a unidades contraguerrilleras a desobedecer la orden
de cesar operaciones militares.
En
este punto, Santos deberá mantenerse firme[2] ante
cualquier asomo de rebeldía por parte de unidades militares que se nieguen a
cumplir la orden de cese de hostilidades, una vez se pacte y se formalicen los
protocolos que asegurarán el cumplimiento y la verificación del cese bilateral
de hostilidades y el consecuente desescalamiento del conflicto.
Del
lado de las Farc, su dirigencia deberá asegurarle al país que no hay fracturas
en la unidad de mando y que habrá una efectiva concentración de sus unidades
operacionales y sus redes de apoyo (milicianos) en las zonas que se acuerden en
la mesa de La Habana. En sus frentes también pueden presentarse sentimientos de
venganza ante recientes golpes recibidos por parte de la fuerza pública.
De
igual manera, la puesta en marcha de un cese bilateral del fuego requerirá
tomar decisiones en torno a la concentración de las unidades de las Farc en un
solo territorio o por el contrario, en varios lugares de la geografía nacional
en donde históricamente han hecho presencia los frentes guerrilleros. Esa
decisión, por ejemplo, tiene fuertes anclajes políticos, militares y
económicos, en la medida en que hay frentes farianos claramente asociados a
actividades de narcotráfico y minería ilegal. La concentración de esas unidades
farianas dejará vacíos de poder que bien podrían ser copados por otros grupos
al margen de la ley.
El
tipo de verificación, nacional y/o internacional, del cese bilateral del fuego,
será clave para consolidar el fin del conflicto. Las partes deben confiar plenamente
en las organizaciones que verificarán que efectivamente el cese de hostilidades
se cumpla cabalmente. No se trata de que
una de las partes imponga a la otra un tipo de organización. Ojalá los
negociadores de las Farc y del Gobierno piensen en organizaciones nacionales
que coadyuven a verificar el cumplimiento del cese bilateral del fuego.
[1] En su página se lee lo siguiente: “…respecto al proceso de negociación que se adelanta con
las Farc, son muchas las críticas que se han venido formulando, no solamente
por parte de la opinión nacional, sino también por quienes constituyen las
Reservas Activas de la Fuerza Pública .Sobre este tema ya se han dado a conocer
algunas dudas y preocupaciones en cuanto a este proceso, en especial con lo que
hasta este momento se conoce de acuerdos parciales ya pactados y sobre todo en
lo que tiene que ver con los puntos pendientes por resolver en la agenda de
negociaciones. Estos son los más importantes: Sobre preacuerdos hechos públicos
recientemente: algunos derechos legítimos de propiedad agraria quedarían sin
suficiente sustentación jurídica. Aplicación de un modelo colectivista de
explotación del campo que ha fracasado en otros países. Financiación de un
fondo especial de tierras a un costo excesivamente oneroso para el Estado
(40 billones de pesos aproximadamente).Salvedades existentes dentro del proceso
de difícil aceptación por parte del Estado. La refundación del Estado dentro de
algunos conceptos que ni se deben, ni se pueden admitir. El estatus otorgado a
la contraparte en condiciones de igualdad con el Estado. Cambio de valores
liberales y democráticos tradicionales por conceptos retóricos que sin duda
alguna, propiciarían la consabida lucha de clases…” Tomado de http://www.acore.org.co/index.php/boletin/item/1290-despues-de-un-inesperado-regano-presidencial-nueva-advertencia-publica
[2] Recientemente, Santos señaló que no toleraría actos de
deslealtad de miembros de las Fuerzas
Militares y de Policía. “El
presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, advirtió el martes que no permitirá
actos de indisciplina ni deslealtad al interior de las Fuerzas Militares contra
el proceso de paz con la guerrilla, y dijo que retirará del servicio activo a
los efectivos que incurran en esas faltas .La advertencia se produce después de
que han quedado en evidencia filtraciones, al parecer desde el interior de las
Fuerzas Militares, a través del ex presidente Álvaro Uribe, el principal
crítico del diálogo de paz con las FARC, y que han puesto en riesgo el
proceso."Están saliendo personas que no están actuando con lealtad",
dijo Santos en declaraciones al Canal Capital sin entrar en mayores detalles.
"Cualquier oficial por más importante que sea, que dé la más mínima
expresión de deslealtad o de falta de disciplina, sale de las Fuerzas
Militares". Tomado de http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/12/02/santos-amaga-con-retirar-de-servicio-a-militares-contrarios-al-proceso-de-paz-3689.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario