Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Las condiciones en las que
cobrará vida política y social el plebiscito[1] dan
cuenta de la desconfianza que el Gobierno de Santos tiene en los colombianos. La
reducción del umbral al 13% del electorado (4,4 millones) es un claro indicador
de que Santos y su equipo de Gobierno no solo desconfían de los electores, sino
que tienen miedo de que la consulta salga negativa para los intereses de la
paz. En particular, la suspicacia y el temor están dados o se soportan en la
baja cultura política y el pobre capital social que exhiben cientos de miles de
colombianos cuando se les consulta sobre asuntos complejos como las
negociaciones de paz con las que se busca poner fin al conflicto armado
interno.
En el país subsiste una vieja
polarización política entre quienes apoyan el actual Proceso de Paz y aquellos
que siguiendo o no las ideas del llamado “uribismo”, se resisten a aceptar que
por cuenta de una negociación política miembros de las Farc puedan participar
en política e incluso, reciban beneficios jurídicos en el contexto de una
incomprendida justicia transicional. Esta es otra circunstancia que se suma,
negativamente, al momento en el que el pueblo colombiano sea convocado a
refrendar los acuerdos de paz, a través del plebiscito.
De igual manera, aún hay cientos
de miles de colombianos que miran con desdén y apatía lo que se discute y lo
que hasta el momento se aprobó en La Habana. Hay, a pesar de la enorme
información que se encuentra en la Red y la publicada por los medios masivos
sobre el asunto, confusiones en unas audiencias poco preparadas para la
discusión argumentada de hechos y asuntos públicos.
El Gobierno ha fallado en las
formas como comunica los avances de un Proceso de Paz que al parecer no tiene
reversa. No hace aún pedagogía por la paz. Las piezas publicitarias y los
mensajes que hablan de paz, incluso aquel en el que aparece el Papa Francisco
hablando de la paz en Colombia, son insuficientes frente al discurso noticioso
del Noticiero RCN, y de sus espacios radiales, que claramente apuntan a
deslegitimar[2] las negociaciones que se
adelantan en Cuba.
En radio, la cadena Blu también
aporta su grano de arena a la confusión de las audiencias al darle espacio a los
voceros del Centro Democrático para que confundan aún más a unas audiencias
cuyos miembros pueden no estar preparados para discutir, de manera argumentada
y serena, asuntos tan delicados como el modelo de Justicia Transicional que se
pactó el 23 de septiembre en Cuba, a pesar de que no se conoce, hasta este momento, la versión final
de lo acordado en este punto.
Así las cosas, el plebiscito,
como mecanismo de refrendación de lo que se acuerde en La Habana será el
termómetro que medirá qué tan conscientes están los colombianos del momento
histórico por el que atraviesa el país. De igual manera, el
plebiscito servirá para confrontar qué tan efectivos fueron los irresponsables,
equivocados e interesados tratamientos periodísticos que noticieros como RCN
televisión y la FM, Blu y La W, en radio, han hecho de episodios y hechos
acaecidos durante las negociaciones de La Habana.
El plebiscito, igualmente,
develará si realmente la reelección de Santos se produjo porque electores y
audiencias le entregaron ese mandato y tarea para que negociara y firmara el fin del conflicto armado con las
Farc. O por el contrario, su reelección solo fue fruto de los intereses
politiqueros de quienes hacen parte de la Unidad Nacional.
Ante la posibilidad de que gane
el No, el Gobierno debe tener preparado el discurso y los mecanismos para
enfrentar semejante situación, que puede resultar apremiante si actores de la
sociedad civil y las propias Fuerzas Armadas terminan legitimando la decisión
negativa que tome el electorado.
Es claro, eso sí, que ante una
eventual derrota, lo acordado en La Habana no puede tirarse a la basura. Ante
esa eventualidad, la institucionalidad estatal y las propias Farc deberán
coincidir en la defensa de lo acordado en la mesa de negociación. De darse ese
escenario, los votantes por el NO deberán asumir la responsabilidad política y
social por los hechos que su decisión concite.
Por el contrario, frente a la
posibilidad de que gane el SI, Santos y la Unidad Nacional recibirán un
espaldarazo político y social que sabrán “cobrar”, para “aplastar” a quienes
desde la Procuraduría General de la Nación y el Centro Democrático, entre otros
actores y sectores de poder, se vienen
oponiendo al Proceso de Paz.
Una aplastante victoria, a pesar
del reducido umbral, servirá para que el Gobierno enfrente las críticas y
resistencias de HWR y de aquellos que insisten en que las decisiones que tome
el Estado colombiano deben estar supeditadas, para el caso de la justicia
internacional, a lo que indique, por ejemplo, la Corte Penal Internacional. Con
la victoria electoral, Santos, como Jefe del Estado, deberá imponerse sobre
aquellas instancias que intenten deslegitimar y desconocer no solo la
voluntad y la expresión soberana de una
porción importante del pueblo colombiano, sino la soberanía de un Estado que necesita
de la paz para buscar, en escenarios de posconflicto, consolidarse como un
orden justo, viable y perenne.
Ya veremos cuál es el talante
democrático y pacífico del pueblo colombiano que decida acudir a las urnas
para aprobar o no lo que acuerden en La Habana las Farc y el Gobierno de
Santos.
Imagen tomada de www.semana.com; https://www.google.com.co/search?q=plebiscito,+si+o+no&espv=2&biw=1024&bih=636&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwi6y7zb77rKAhVGHB4KHb4HBvEQ_AUIBigB#tbm=isch&q=plebiscito+por+la+paz+de+Colombia+%2C+si+o+no&imgrc=ivCpWEC7jdzvzM%3A
[1] Ante las diferencias conceptuales y
procedimentales que subsisten entre el Referendo y el Plebiscito, deberá el
Congreso definir el carácter vinculante que de forma natural no acompaña al
plebiscito. En la revista Semana se lee lo siguiente: “Aunque dentro de los
mecanismos de participación ciudadana sólo el referendo tiene la capacidad de
reformar la Constitución e incorporar nuevas disposiciones a la vida jurídica
del país, el Congreso decidió que este plebiscito especial para la paz sí tenga
el mismo carácter vinculante, para efectos del posterior desarrollo
constitucional y legal del acuerdo de paz”. Tomado
de: http://www.semana.com/nacion/articulo/proceso-de-paz-el-abc-del-plebiscito/450362-3
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