YO DIGO SÍ A LA PAZ

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miércoles, 13 de junio de 2012

EL EJERCICIO DE SEGUIR A LOS MEDIOS (III)

Parte III.
En la edición del 12 de diciembre de 2011, el periódico EL PAIS edita una noticia bajo el título “Cumbre sobre cambio climático fue un fracaso” (sic).

La noticia se soporta en una fuente: la organización ambientalista Greenpeace, que emitió un comunicado en el que calificó como un fracaso la Cumbre ambiental realizada en Durban. Más allá del fracaso de la Cumbre, lo que hay que evidenciar y recalcar es que ante la inercia del desarrollo y del progreso que apoyan las grandes potencias (como las del G 8), el medio ambiente, el ambientalismo y el desarrollo sostenible quedan supeditados al poder económico, político y militar no sólo de las países desarrollados, sino de la lógica financiera del Banco Mundial y del FMI.

Para el mismo 12 de diciembre, el diario bogotano, EL ESPECTADOR, edita una noticia bajo el título Asegurada supervivencia del Protocolo de Kyoto (sic).

El haberse prorrogado la vigencia del Protocolo de Kyoto (vigencia hasta el 2012) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, parece ser el resultado rescatable de la Cumbre del Cambio Climático.

En el texto noticioso se lee que “La Cumbre de Cambio Climático terminó con la prorrogación de kioto, el único acuerdo que obliga a los países industrializados a reducir sus emisiones, y con la disposición de China, India y EE.UU. (las naciones más contaminantes) de dialogar sobre un nuevo pacto mundial[1].

Que se haya logrado que los gobiernos de China, EE.UU. e India se mostraran proclives a conversar sobre la posibilidad de reducir la emisión de gases de efecto invernadero, es presentado por la prensa colombiana como un logro. Seguramente puede tratarse de un avance en materia de responsabilidad social y política de países potencias imbuidos en  procesos de máximo desarrollo, sobre los cuales no van a tomar medidas encaminadas a detener la carrera por alcanzar altos niveles de desarrollo económico. Pero la verdad es que no hay forma de frenar la inercia de un mundo articulado a ideales de competitividad y crecimiento económico y globalizado. Muy seguramente se tiene confianza en que la técnica y la tecnología, las mismas que llevaron a los países industrializados y desarrollados a esas instancias, permitan mitigar los impactos negativos que deja la producción de bienes y servicios.

El mismo 12 de diciembre, el diario EL TIEMPO titula una noticia así: Cumbre climática pospone decisión clave para el 2013 (sic)

En el cuerpo de la noticia se dice que “negociadores destacan perspectivas para reducción de emisiones de gases, pero ONG hablan de fracaso. Con un acuerdo de última hora, tras 14 días de diálogo, los principales negociadores de la Cumbre de Cambio Climático de la ONU de Durbán, Sudáfrica, prolongaron hasta el 2015 una decisión sobre la extensión del Protocolo de Kioto para limitar la emisión de gases de efecto invernadero…”[2].

Las tribunas de opinión de la prensa escrita son espacios que el medio abre, de un lado, para mostrar una imagen como medio plural y democrático, dándole cabida a columnistas críticos[3] y de otro, para fijar sus posturas, en ocasiones seguidas y replicadas por sus colaboradores, a través de sus editoriales.
Sobre el tema de la cumbre, el diario EL TIEMPO, en editorial del 05 de diciembre de 2011, se refirió al evento en estos términos: “Comienza mañana en el puerto sudafricano de Durban la recta final de la cumbre de las Naciones Unidas para el cambio climático. La decimoséptima cita anual de delegados de 194 países para enfrentar esta amenaza global tiene lugar en el peor de los momentos, tanto política como económica y meteorológicamente. En las dos décadas que la ONU lleva monitoreando las consecuencias del calentamiento global y negociando marcos para mitigarlas, los registros han venido desmejorando. Según datos de la Agenda Internacional de Energía, entre 1990 y el 2009, Europa Occidental, liderada por Alemania, y el ex bloque soviético fueron las únicas regiones del planeta en reducir sus emisiones de dióxido de carbono. En el resto del mundo, en especial en los países pobres y emergentes, la cantidad de toneladas de CO2 lanzadas a la atmósfera se ha multiplicado de la mano del crecimiento económico. Mientras China triplicó su participación, la de las naciones africanas y latinoamericanas subió un 70 por ciento[4].

En esa misma dirección temática, la columnista Sandra Bessudo Lion[5], en el diario EL ESPECTADOR, señala que “con los acuerdos logrados, Colombia tendría apoyo financiero para tomar acciones de mitigación y adaptación al cambio climático y recibiría compensaciones por conservar bosques…Resulta oportuno para Colombia, pues este años 2011 acabamos de formular  y aprobar, mediante documento Conpes, nuestra Política Nacional de Cambio Climático y requerimos de importantes recursos nacionales e internacionales para su ejecución”.[6]

Para el 17 de diciembre de 2011 el diario EL PAIS editorializa alrededor del tema de la cumbre en Durban. En el editorial, el diario conservador sostiene que “la de Durban fur otra Cumbre de la retórica. Pese a las voces optimistas sobre el éxito que implicó haber alcanzado  un par de acuerdos  en la reunión sobre el Cambio Climático, las experiencias de Copnehague y Cancún demuestran que las decisiones sobre el futuro ambiental del planeta hasta ahora no pasan de quedar escritas en el papel. De los compromisos todos hablan, de las acciones huyen”.[7]

Y por último, el ex ministro del medio ambiente, Manuel Rodríguez Becerra, al referirse a lo sucedido en Durban, sostiene que “la plataforma de Durban, acordada el domingo pasado representa un fracaso inocultable en la lucha contra el calentamiento global. En últimas fue la escena final de la fallida Cumbre de Jefes de Estado en Copenhague, celebrada hace dos años… La ciencia ha señalado con una alta certidumbre que se está enfrentando un cambio climático originado por la acción humana… Son muchos los responsables de esta situación; en primera fila se encuentran no pocas de las mayores empresas privadas del mundo que, en aras de sus intereses económicos de corto plazo, se dedicaron  con eficacia a desprestigiar la ciencia del cambio climático y a oponerse al Protocolo de Kioto y a cualquier legislación nacional para disminuir las emisiones de GEI (Gases de Efecto invernadero), mientras públicamente  se proclamaban como campeonas del desarrollo sostenible (si se quiere  conocer a algunas de las más representativas empresas involucradas en este propósito, y su juego sucio, véase who’s holding us back?, Green Peace, 2011). Y, como siempre, las víctimas de este inaceptable acto de <> serán principalmente las poblaciones más pobres y vulnerables del mundo, como las recientes tragedias de Colombia lo están enseñando”. [8]

Termina este seguimiento al caso Durban, con sendas publicaciones del diario EL TIEMPO. La primera, fechada el 17 de diciembre de 2011, de responsabilidad periodística de Tania Mijares, enviada al diario EL TIEMPO a manera de colaboración.

Se trata de una noticia que bien puede considerarse análisis e incluso, puede tener elementos de Informe Especial, en la que Mijares recoge tres compromisos, incipientes, a su juicio, que dejó la Cumbre del Cambio Climático: “1. Un segundo periodo del Protocolo de kioto, que expira el 31 de diciembre del 2012. Los negociadores lograron llegar a un acuerdo para tener en el 2015 un <>, que limite las emisiones de los países a partir del año 2020. 2. El mecanismos que debe regir el Fondo Verde para el Clima, una bolsa de 100.000 millones de dólares anuales que estarán disponibles desde el 2020 y 3. Una hoja de ruta para un nuevo acuerdo global, propuesta por la Unión Europea (UE), que busca generar la inercia necesaria para lograr la adopción de u nuevo acuerdo global vinculante de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero[9].

Y de la segunda y última nota registrada en EL TIEMPO, titulada Cambio climático: una dilación insostenible (sic), se puede decir que sí tiene un carácter de Informe Especial (más por los cuadros estadísticos, que por la extensión misma).

En el cuerpo del Informe se lee: “Aunque los países desarrollados  y la ONU se feliciten mutuamente por haber evitado que el único tratado global contra  el cambio climático – el alicaído Protocolo de Kioto- muriera el próximo año, lo alcanzado en la cumbre climática de Durban no es precisamente una buena noticia para Colombia, el tercer país del mundo más afectado en desastres naturales como consecuencia del cambio climático, según la ONG alemana Germanwatch. La Unión Europea, que impidió  in extremis que Durban fuera un rotundo fracaso, destaca que se logró una <> hacia un acuerdo que, por primera vez, será jurídicamente vinculante para todas las naciones y que en este nuevo proceso cuenta con el apoyo de EE.UU. y China, los principales emisores de gases causantes del calentamiento global…”[10].

En la nota hay un comentario alrededor de la lógica desarrollista que suele imponerse en este tipo de iniciativas que si bien son globales, están supeditadas a la voluntad política de  potencias altamente contaminadoras y predadoras de bosques y de ecosistemas, para alcanzar altos niveles de desarrollo.

Es decir, que la humanidad vuelve a posponer, y esta vez por casi una década, el inicio  de acciones concretas contra un problema que amenaza su propia existencia”[11].

Al final, van quedando varias conclusiones, alrededor del papel de los medios, las relaciones internacionales y los modelos económico y el de sociedad:

En lo que corresponde a los medios masivos y su labor informativa, nuevamente hay que insistir en que los criterios de noticiabilidad y las rutinas de producción son obstáculos en la tarea inaplazable de generar una opinión pública crítica y capaz de comprender asuntos tan complejos como el de cambio climático. En cuanto a las relaciones internacionales y la política internacional, hay que insistir en el develamiento de las relaciones asimétricas entre Norte – Sur, lo que conlleva a la legitimación – y a la admiración – de modelos de desarrollo extractivo aplicados con ‘éxito’ por las grandes potencias.

Y en lo que refiere a los modelos económico y social vigentes, hay que mirar con atención las denuncias que hacen de tiempo atrás intelectuales como Eduardo Galeano, entre otros y que bien pueden concentrarse en lo que él mismo llama el orden criminal del mundo, que no es más que la metáfora con la que se explica la decadencia de un mundo humano que ve con indolencia cómo mueren millones de seres humanos por guerras, hambrunas o por decisiones económicas; y en términos políticos, habla de la pérdida de soberanía de los Estados, de su independencia ante el poder de un sistema universal de poder, que en palabras de Galeano es criminal.

En palabras de Negri y Hardt, estamos ante el poder del Imperio, pero no en la idea colonial que señala a los Estados Unidos y a otros como estados imperialistas. No. Un imperio que se explica por un sistema capitalista global que domina y somete a los viejos Estados-nación y a sus sociedades, a los designios del mercado y del sistema financiero internacional.

Otro hecho registrado en el mes de diciembre de 2011 tiene que ver con el desvío del río Ranchería, en la Guajira, a cargo de El Cerrejón, el yacimiento de carbón más grande de Colombia, a cielo abierto, operado por largos años por la multinacional Drummond. “Los dueños de El Cerrejón, quieren desviar  26 km el río Ranchería para explotar 500 millones de toneladas de carbón bajo su lecho, en la Guajira. Líderes wayuu, guajiros y expertos se oponen a la iniciativa[12].

Este hecho expone con claridad un conflicto de intereses entre una empresa que explota un recurso y unas comunidades que guardan una relación consustancial con el río Ranchería, así como la inexistencia de una política ambiental local, regional y nacional lo suficientemente coherente para separar los intereses económicos de una empresa que explota y exporta carbón y el bienestar de unas comunidades indígenas, cuyas vidas giran en torno al afluente cuyo cauce se quiere desviar.

La reacción de las comunidades no se hizo esperar. Vicenta Siosi Pino, indígena wayuu, envió una carta al Presidente Santos, que recorre no sólo las redacciones de los medios masivos y de la gran prensa, sino las redes sociales, como Facebook y Twitter. He aquí apartes de la misiva enviada por la indígena:

Le escribo desde Pancho, una aldea wayuu con casas de barro y techo de zinc, que se levanta en la margen derecha del río Ranchería, el único río de la Media y Alta Guajira… Decenas de rancherías circundan Pancho porque los wayuu vivimos diseminados por este desierto que Dios nos dio. Las gentes por aquí viven de pescar en el río con atarrayas artesanales, aun los niños pescan lizas, bagres, bocachicos, camarón y son nuestro alimento.

Las mujeres recogen cerezas, iguarayas, mamoncillos cotoprix, coas silvestres y las venden por las calles de Riohacha. Un poco más arriba en la vega del río uno consigue aceitunas, jamanar, ciruela jova. El Ranchería es el único río de los wayuu. La única corriente de agua que atraviesa este territorio ancestral dando vida a nuestra vida. Al río vamos a bañarnos.

Es una diversión exultante. Allí se encuentran los jóvenes, se enamoran, fundan lazos de amistad. Las mamas lavan ropa y los pequeñitos aprenden a nadar. Existe entre los wayuu una gran colección de juegos en el agua… Miles de aves cantan en la aurora de la Guajira.

Es la música más hermosa del mundo.  Los pájaros van al río a saciar su sed, así como los burros, cerdos, monos, zorro chucho, mapuritos y todos los animales que nos acompañan en este viaje por la vida. El río Ranchería no se seca. Cuando arrecia el verano disminuye su caudal. El mar de leva entra a la corriente y trae como ofrenda pescados del océano para alimentarnos. Entonces subimos un kilómetro río arriba y allí encontramos agua dulce.

¿Por qué cambiaríamos nuestro único río por regalías? Al final de la reunión concluyeron que sería una gran obra de ingeniería y que las cosas seguirían igual. A lo que una jovencita de la comunidad preguntó.


[1] Asegurada supervivencia del Protocolo de Kioto. EN: EL ESPECTADOR, 12 de diciembre de 2011. p. 2 y 3.
[2] Cumbre climática de Durbán pospuso decisión clave para  el 2015. EN: EL TIEMPO, 12 de diciembre de 2011. p. 12.

[3] Eso sí, mientras lo que allí escriban no vaya en contravía de los intereses políticos y económicos del medio informativo o perjudiquen sus relaciones con sectores de poder o familias poderosas. Se registran casos de censura cuando medios escritos han retirado de manera abrupta a columnistas que en algún momento se volvieron incómodos para la dirección del medio escrito. Casos recientes como el de Ramiro Bejarano, columnista de EL PAIS, cuyo espacio fue censurado por el cruce de improperios que el columnista se cruzó con el patriarca vallecaucano Alfredo Carvajal Sinisterra y Claudia López, a quien EL TIEMPO le retiró su espacio por las críticas que la columnista hizo del tratamiento periodístico dado por el diario bogotano a un hecho noticioso relacionado con el escándalo de Agro Ingreso Seguro.
[4] Sin cambio para el cambio. EN: Editorial EL TIEMPO,  05 de diciembre de 2011. p. 22.

[5] Hija del empresario hotelero, Jean Claude Bessudo, propietario de Aviatur. En recientes declaraciones el ex paramilitar, alias el Canoso, involucra al empresario de haber hecho negocios con los paramilitares. De esta forma la revista Semana recoge las versiones del ex paramilitar: “Las audiencias de justicia y Paz siguen arrojando sorpresas. La semana pasada, en Barranquilla, José Gélvez, 'el Canoso', segundo jefe del bloque paramilitar Resistencia Tayrona, de Hernán Giraldo, declaró que el empresario Jean-Claude Bessudo se habría aliado conscientemente con ese grupo en la licitación del Parque Tayrona, en 2005. Bessudo lo niega rotundamente y dice que fue engañado. La historia es digna de una novela de detectives. El paramilitar José Gélvez, alias 'el Canoso', contó en su audiencia de versión libre que en 2005 él mismo, Elías George y el entonces concejal de Santa Marta Héctor Rodríguez (quien dos años después, bajo el alias de 'Nacho', fue extraditado y estuvo preso en Estados Unidos hasta 2010, cuando regresó), estuvieron en la oficina de Bessudo en Bogotá y se pusieron de acuerdo para participar juntos, a través de Alnuva, en la licitación por el Parque Tayrona. Bessudo señala que por consejo del presidente Álvaro Uribe había buscado un socio local y para eso recurrió a su viejo amigo Elías George. De ahí se derivó la reunión, de la cual él recuerda al concejal, pero no al mafioso. 'El Canoso', por su parte, afirma que Bessudo tenía que haber entendido en la reunión que las autodefensas estaban a bordo. Bessudo puntualiza que el contrato fue entre él y la sociedad Alnuva, de Elías y sus hermanos, y que entre los dos decidieron darle a la Cámara de Comercio de Santa Marta el 1 por ciento restante. Esa distribución de acciones figura en los documentos entregados en la época”. (Tomado de http://www.semana.com/nacion/novela-tayrona/154857-3.aspx, acceso 09 de mayo de 2012).

[6] Bessudo Lion, Sandra. “Durban nos ofrece motivos de esperanza y preocupación”. EN: EL ESPECTADOR, 12 de diciembre de 2011. p. 33.

[7] La tierra no espera. EN: Editorial EL PAIS, 17 de diciembre de 2011. p. A 18.

[8] Rodríguez Becerra, Manuel Cipriano. Un fracaso inocultable. EN: EL TIEMPO, 18 de diciembre de 2011. p. 15.

[9] ‘Lo que Durban nos queda debiendo’. EN: EL TIEMPO, 17 de diciembre de 2011. p. 32. 

[10] Cambio climático: una dilación insostenible. EN: EL TIEMPO, 18 de diciembre de 2011. p. 2.

[11] Ibid. p. 2.

[12] Trasteo de un río en la Guajira. EN: EL ESPECTADOR, 22 de diciembre de 2011. p. 24,25 y 26.

 
 
 

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