Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Nadie puede desconocer el poder
de penetración de los noticieros privados de televisión y mucho menos dudar de
su capacidad para generar estados de opinión, acordes, eso sí, con sus
intereses particulares. De igual manera, nadie puede desconocer que los medios
alternativos alojados en la red Internet, cada vez ganan más espacios y
audiencias. En esos medios alternativos incluyo a los blog y a portales
informativos y de análisis, como www.lasillavacia.com y www.lasdosorillas y más recientemente, www.conlaorejaroja, espacio en el que de manera creativa, recoge y expone disímiles opiniones sobre diversos temas; y no puedo dejar de nombrar a EL PUEBLO ( www.elpueblo.com.co)[1].
De igual manera, se puede
constatar que hoy en Colombia hay audiencias mejor formadas en criterio y
elementos de juicio, hasta el punto que
reconocen que hay una gran distancia entre sus búsquedas e intereses informativos
y los que defienden los canales privados Caracol Noticias y Noticias RCN.
Hay, sin duda, una toma de
conciencia en unas audiencias que poco a poco, pero de manera sistemática,
vienen desconfiando de la veracidad de los hechos noticiosos elaborados por
dichos canales informativos. Por ese camino, es palpable la pérdida de
credibilidad del periodismo tradicional, de los señalados canales privados, así
como de la gran y hegemónica prensa radial y escrita.
Basta con mirar cuentas en Twitter, perfiles en Facebook y las posturas cada vez más
claras de estudiantes que recién ingresan a las Universidades, para entender
que los medios masivos colombianos vienen perdiendo credibilidad y audiencias
cautivas. Consumirlos ya no es sinónimo de credibilidad. Por el contrario, cada
vez más hay ciudadanos que consumen la información periodística-noticiosa, con
fines investigativos o con la necesidad de confrontar sus versiones con las que
esos ciudadanos vienen consolidando, escuchando o consultando a otras fuentes. Los
estudios de audiencias deben tener en cuenta que el consumo masivo de los
medios tradicionales de información, no significa que las audiencias estén
creyendo a pie juntillas en lo que están informando.
El presente de los medios masivos
hoy en Colombia, está atravesado por una toma de conciencia de las audiencias,
una mejor formación en criterio y sobre todo, por las sospechas que despiertan
los tratamientos periodístico-noticiosos que a diario presentan. Cada vez es
más común escuchar a jóvenes y a adultos que el Noticiero RCN, desde la llegada a la dirección de Claudia
Gurisatti, está en contra del proceso de paz de La Habana. Esa toma de partido,
además de evidente, ha hecho que dicho noticiero de televisión esté hoy
perdiendo credibilidad frente a unas audiencias cada vez más despiertas y
críticas frente a una hegemonía informativa que dificulta la consolidación de
la democracia.
Es posible que a las directivas
del poderoso conglomerado económico que sostiene las emisiones televisadas de
Noticias RCN, poco les importe el bajo rating
que viene registrando dicho informativo, desde la llegada de Claudia Gurisatti.
Pero deben saber que cada vez es más claro para cientos de miles de
colombianos, que ellas vienen usando el periodismo y sus emisiones, para hacer
favores a grupos de poder, de interés y para mandar mensajes al Gobierno de
Santos. En lo económico es posible que no sufran por la pérdida de audiencia,
pero en lo que refiere a la pérdida de credibilidad, creo que deberían de
preocuparse, en la medida en que dicha marca informativa cada vez más los
colombianos la asocian con los intereses de Uribe, con los de una élite que se
opone al fin del conflicto armado interno y en general, con grupos de poder que
poco hacen para ampliar la democracia en el país.
Nada más peligroso para los
periodistas y las directivas de Noticias RCN, Caracol Noticias, CM& y
Noticias Uno, que pensar que las audiencias no cambian y que estas creen todo
lo que informan a diario. Nada más alejado de la realidad.
Eso sí, hace falta, en escuelas y
colegios, una asignatura que se encargue de hacer lectura crítica de la
información noticiosa que publican estos noticieros y la periodística emitida
por programas como Séptimo Día, Cuatro
Caminos y Los Informantes. Así
como hoy existe la Cátedra de la Paz, debería el Congreso de la República,
tomar la iniciativa y proponer una ley que obligue a colegios y universidades,
a ofrecer una Cátedra en la que los estudiantes aprendan a “consumir” la información
publicada por los grandes medios. Sugiero que dicha asignatura se llame
Análisis y Crítica de Medios. Mientras ese
momento llega- si es que llega-, blogueros y tuiteros, así como los
nuevos portales informativos y de análisis que hoy existen en la Red, seguirán
restándole audiencias a los mencionados noticieros de televisión y develando
sus intereses políticos y económicos, y por ese camino, debilitando, poco a
poco, su credibilidad.
[1] El regreso de este diario
vallecaucano ha sido importante para hacer contrapeso a la hegemonía
informativa que representa el periódico EL PAÍS de Cali. Se mantuvo por un tiempo
circulando en papel, pero al parecer los costos y otros asuntos
administrativos, obligaron a sus nuevos "manejadores", a buscar la red, para alojarse, y desde allí generar estados divergentes de opinión pública.
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