YO DIGO SÍ A LA PAZ

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martes, 14 de febrero de 2017

URIBE Y EL PROCESO DE LA HABANA: HECHOS PARA RECORDAR

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

Desde el 2002, la opinión pública en Colombia y el llamado “país político”, devienen polarizados en torno a la dicotomía Paz-Guerra. Durante los dos períodos de Uribe Vélez (2002-2006 y 2006-2010) la sociedad colombiana se polarizó hasta el punto de que se exacerbó esa división entre las dos opciones, Paz o Guerra, a fin buscar salidas negociadas al conflicto armado interno o por el contrario, extender en el tiempo el de por sí ya degradado conflicto armado interno.

Fue tal el nivel de crispación de la opinión pública, que quienes apoyaban, planteaban fórmulas o exigían una solución dialogada al conflicto armado interno, eran señalados como “amigos del terrorismo” o “terroristas vestidos de civil”, por cuanto los diálogos de paz quedaron proscritos por el fallido proceso de paz del Caguán, las arremetidas de las Farc y por la negación que hiciera Uribe Vélez de la existencia del conflicto armado interno, a través de su Política de Seguridad Democrática; mientras tanto, los sectores afectos a la salida militar cuyo objetivo era eliminar físicamente a las guerrillas, colaboradores, simpatizantes y a todo lo que oliera a izquierda,  erigieron a Uribe Vélez  como el “Mesías” que el país necesitaba para quitarse de encima y de una vez por todas el “flagelo” de una otoñal presencia guerrillera.

Dicho ambiente crispado se mantendría aún después de terminados los dos períodos de Uribe Vélez, quien a pesar de los escándalos de corrupción[1] y denuncias por la violación a los derechos humanos[2], mantendría una imagen positiva gracias a la búsqueda permanente de sus reacciones por parte de los periodistas de los medios masivos frente a hechos relacionados con la guerra interna y la posibilidad de conversar  nuevamente de paz con las guerrillas, en especial con las Farc[3].

La relación de Uribe Vélez con los medios masivos terminó consolidando en el país una especie de unanimismo ideológico[4], político y mediático que claramente coadyuvó a la entronización de la idea de que el único camino para terminar con el conflicto armado interno era la salida militar, es decir, la derrota de las guerrillas. Fue de tal proporciones lo que el país vivió en términos de la relación Poder político-Medios masivos, que el periodismo colombiano cerró filas en torno al carisma, al discurso guerrerista y al talante autárquico y  autoritario[5] de Uribe Vélez, lo que acercó, sin duda, lo que sucedía y sucedió en ese período con la llamada opinión pública, a la tesis planteada por Elizabeth Noelle-Neumann,  conocida como La Espiral del silencio[6].

La irritación en sectores de opinión aumentó cuando en su calidad de presidente, Juan Manuel Santos Calderón señaló que “la llave de la paz no se había perdido[7]”. Ello significaría que el nuevo inquilino de la Casa de Nariño entablaría, tiempo después, formales diálogos de paz con las Farc, circunstancia que sin duda polarizaría aún más a la opinión pública y generaría enfrentamientos institucionales al interior del Estado.

A los anuncios de buscar caminos para poner fin al largo y degradado conflicto armado interno, se sumarían circunstancias políticas que claramente fueron “guardadas” bajo la nomenclatura “Traición de Santos” dado que el Presidente de Colombia (2010- 2018) se había desempeñado como Ministro de la Defensa durante el Gobierno de Uribe y desde esa cartera dio golpes certeros a las Farc, como la muerte del entonces comandante, alias Alfonso Cano[8]. Así entonces, Santos se hizo elegir Presidente con la bandera de la Seguridad Democrática[9] y con el  apoyo de Uribe y de por lo menos 7 millones de colombianos que seguían  a pie juntillas las tesis y la doctrina de seguridad nacional del político antioqueño.

Hay que insistir en la evidente irritación o furia de sectores de opinión cuando en su calidad de presidente, Juan Manuel Santos Calderón señaló que “la llave de la paz no se había perdido[10]” y posteriormente oficializó el inicio de conversaciones formales con las Farc-Ep, hecho político y militar que aumentaría los niveles de convulsión de la opinión pública y la consolidación de Uribe y de su movimiento político, el Centro Democrático (CD), como férreos y enconados opositores -enemigos[11]-  al Proceso de Paz y a todo lo que en la Mesa de Conversaciones de La Habana resultare aprobado.

Así entonces, el Proceso de Paz avanzaría con los tropiezos propios de una delicada y compleja negociación, que las partes sentadas en La Habana decidieron adelantar en medio de las hostilidades. A esta circunstancia político-militar se sumarían las críticas constantes de los opositores, concentrados especialmente en las labores legislativas y de generación de opinión pública del Centro Democrático[12].

Si bien cada punto de los seis puntos acordados en la llamada Agenda de La Habana motivó reacciones negativas y feroces críticas del llamado “uribismo[13]”, quizás el preacuerdo[14] que más exacerbó los ánimos en los opositores fue el que anunciaron las Delegaciones de Paz de las Farc y el Gobierno,  el jueves 12 de mayo de 2016, al caer la tarde. En el Comunicado Conjunto Nro 69, las partes dieron a conocer los alcances de este  nuevo acuerdo.

La molestia del expresidente Uribe Vélez lo llevó al extremo de declararse en “resistencia civil[15]” y de invitar a los ciudadanos y a otros sectores de poder social y político a movilizarse en rechazo a lo acordado alrededor de blindar jurídicamente el Acuerdo Final de La Habana, elevándolo a la figura de Acuerdo Especial de Paz[16] el documento resultante de las negociaciones de paz.

A la oposición de Uribe, de los miembros del Centro Democrático (CD) y de sectores de opinión que aún siguen las ideas del político antioqueño, se sumaría  el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez Maldonado[17], quien de manera temprana y permanente ha hecho críticas al Proceso de Paz de La Habana.

Pero volvamos al llamado a la Resistencia Civil que haría Uribe. Sin duda alguna, el senador del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez no solo se consolida como líder de los sectores de poder social y político que se oponen a lo acordado en La Habana, sino que desde ya se convierte en el primer agitador y animador del escenario electoral de 2018, en el que se iniciarán los procesos regionales de la implementación de lo acordado en la Mesa de Negociaciones instalada en Cuba, en perspectiva de Paz territorial[18].

Este corto recorrido hace parte del complejo devenir político por el que pasó el proceso de paz de La Habana. De todo lo que sucedió en torno a la larga negociación entre el Gobierno y las Farc, hoy se mantiene el negativo liderazgo  y la tozuda oposición de Uribe a que el país se pacifique por la vía  de la negociación política. Pero insisto en que el problema NO es Uribe, sino lo que él representa y a quienes representa: a sectores del Establecimiento que no solo temen a la Paz, sino a que sus nombres aparezcan bien en la Comisión de la Verdad (no vinculante), o a que deban comparecer ante los tribunales en el marco de la Jurisdicción Especial para la Paz (de carácter vinculante).

Y en esa tarea de oponerse y de torpedear[19] el proceso de implementación del Acuerdo Final (II), a Uribe se le sumó desde hace rato el Fiscal[20] General de la Nación, Néstor Humberto Martínez Neira[21].  En el 2018 el pueblo colombiano tendrá la oportunidad de elegir a un Gobierno que se le juegue por la implementación o por el contrario, llevar a la Casa de Nariño a un Presidente[22] que haga todo para incumplir la palabra empeñada en el Acuerdo Final  firmado en el teatro Colón.





Imagen tomada de pulzo.com


[1] La reelección presidencial inmediata cobró vida en 2004, cuando a través de una fina “cirugía constitucional”, el Congreso de la época modificó el impedimento jurídico-político que evitaba la reelección presidencial. Uribe Vélez, según fallos de la Corte Suprema de Justicia y lo que trascendió a la opinión pública a través de la llamada “Yidispolítica”, logró reelegirse de manera fraudulenta. Véase recientemente el concepto jurídico del ex magistrado de la Corte Constitucional en el que señala que la reelección de Uribe Vélez devino espuria por los hechos relacionados con lo que se llamó como la Yidispolítica, es decir, la compra de los votos que hiciera el Gobierno de Uribe a los Congresistas, Yidis Medina y Teodolindo Avendaño: http://www.wradio.com.co/noticias/judicial/8203exmagistrado-pide-que-sean-declaradas-ilegales-las-reelecciones-de-santos-y-uribe/20150428/nota/2738045.aspx; importante también revisar las conclusiones a las que llegó en su ponencia, el magistrado de la Corte Constitucional, Humberto Sierra Porto, con la que se declaró inconstitucional la ley que daba vida a la al referendo con el que se buscaba la segunda reelección de Uribe (tercer mandato). Véase: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-7137447 y http://www.semana.com/politica/articulo/las-cinco-opciones-sierra-porto/112646-3


[2] Los llamados “falsos positivos” fue una práctica sistemática de crímenes perpetrados por militares, quienes al buscar beneficios económicos, condecoraciones y días de descanso, diseñaron estrategias para asesinar civiles para luego presentarlos como muertos en combate. Véase Decreto Boina 1400 del 05 de mayo de 2006, llamado Bonificación por Operaciones de Importancia Nacional (BOINA), así como la directiva ministerial 029 de 2005. Véase: https://www.mindefensa.gov.co/irj/go/km/docs/Mindefensa/Documentos/descargas/Documentos_Home2/decreto_bonificaciones.pdf y http://www.elespectador.com/opinion/editorial/articulo87344-directiva-ministerial-029-de-2005

[3] Uribe Vélez señala, de tiempo atrás, que las Farc asesinaron a su padre. Su llegada a la Presidencia devino acompañada de un espíritu de venganza en contra de los máximos comandantes de dicha guerrilla. Recientemente, en el contexto del proceso de paz de La Habana, miembros del Secretariado de las Farc desmintieron esa versión de los hechos que siempre ha entregado Uribe. Así lo registró el diario EL ESPECTADOR: http://www.elespectador.com/noticias/politica/nosotros-no-matamos-al-papa-de-uribe-pablo-catatumbo-articulo-611111

[4] Véase De la democracia radical al unanimismo ideológico, medios de comunicación y seguridad democrática. UAO, 2006.
[9] Política pública  con la que Uribe Vélez, sus mayorías en el Congreso y su propio gobierno  desconocieron la existencia del conflicto armado interno. En dicho documento se hablaba de la existencia de una amenaza terrorista, lo que claramente negaba la existencia y los derechos de las víctimas de las acciones bélicas de los combatientes enfrentados y por supuesto, desconocía al Estado como actor político armado. El documento se conoce como Política  Pública de Defensa.
[11] Véase: http://laotratribuna1.blogspot.com.co/2016/06/plebiscito-y-relacion-amigo-enemigo.html Uribe Vélez se “graduaría” como enemigo del Procesos de Paz en razón a que conserva algún poder desestabilizador, no solo porque tiene poder económico (es un rico latifundista y ganadero) y político, con el que podría convocar a fuerzas legales e ilegales, para debilitar las instituciones encargadas de dar cuenta de la implementación del Acuerdo Final al que se llegue en La Habana, Cuba. Ahora bien, no todos los detractores y críticos del Proceso de Paz caben dentro de la denominación enemigos de la paz o de las negociaciones de paz de La Habana. Y es así, porque esos ciudadanos no tendrían el poder desestabilizador que conserva Uribe Vélez como expresidentes y el que puede convocar desde sectores legales e ilegales.

[12] El nombre de Centro Democrático llega después de varias propuestas de nombres que giraban en torno al carácter megalómano y mesiánico de Uribe Vélez. Véase: http://laotratribuna1.blogspot.com.co/2013/09/elementos-para-entender-la-vigencia.html

[14] Se habla de preacuerdo porque los negociadores de La Habana decidieron que la Agenda de seis puntos obedecía a una sola unidad, lo que significaba que lo acordado en cada uno de los puntos obedecía a acuerdos preliminares. Desde la Mesa de Negociación se acuñó la sentencia Nada está acordado hasta que todo esté acordado. Dicha sentencia cobraba vida, además, porque a pesar de que se anunciaban acuerdos preliminares, en los respectivos documentos consensuados quedaban anotaciones, puntos pendientes o salvedades que serían retomadas al final cuando estuviera listo el Acuerdo Final.

[16] Posteriormente, el Congreso de la República acogería lo acordado en La Habana en el Acto Legislativo para la Paz, con el que “blindaría” jurídica y políticamente el Acuerdo Final. http://www.elespectador.com/noticias/politica/descanse-paz-guerra-santos-celebro-aprobacion-de-acto-l-articulo-635636

[17] Se hizo reelegir como Procurador General de la Nación, violando la Carta Política. A pesar de que fun demandada dicha reelección ante el Consejo de Estado, su poder clientelar ha impedido que los magistrados de dicha Corte hayan podido falla en derecho ante la espuria reelección de Ordóñez. Véase: http://laotratribuna1.blogspot.com.co/2016/05/cinismo-puro.html

[18] Esta categoría y concepto hace parte de las discusiones dadas en la Mesa de Negociación de La Habana y de los preacuerdos firmados por las Delegaciones de Paz de las Farc y del Gobierno. El enfoque de Paz Territorial reconoce que las dinámicas de un conflicto armado degradado, se han concentrado en 368 municipios, lo que confirmaría el carácter periférico del conflicto armado interno. Así entonces, la Paz Territorial como enfoque y perspectiva de implementación del Acuerdo Final de La Habana tendrá mayores exigencias en esas localidades en las que el Estado, la ciudadanía  y el mercado legal son débiles o inexistentes. Véase: http://www.claudia-lopez.com/author/clopezsenado10gmail-com/page/64/

2 comentarios:

natural mente dijo...

Que buen Articulo es una perfecta clase de Historia Patria para Leer y Aprender !!

natural mente dijo...

Si no sabes que ha pasado, empieza por leer y aprender !!!