Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo
Antes de dejar la Casa de Nariño, el Presidente vuelve a usar a los medios de comunicación, en particular a algunos directores de medios masivos, para que sirvieran de caja de resonancia a sus denuncias alrededor de la presencia de líderes farianos en territorio venezolano.
Uribe puso ayer al ministro de Defensa en la tarea de llamar a directores de medios de comunicación para que conocieran de primera mano información (pruebas, como fotografías, y videos) acerca de la presencia de cabecillas de las Farc en el hermano país bolivariano, con un impedimento: las pruebas no podían exhibirse públicamente a través de los medios. Es decir, el mensaje era claro: vayan, lancen la información, cuenten que vieron unas pruebas, pero no las pueden divulgar. Ello significa que las audiencias deben confiar en lo visto por los periodistas (directores) en la sesión privada.
Ayer en la noche, en la emisión de las 7, el director de noticias del Noticiero Caracol describía a medias el tipo de información que según él, le dejó conocer el Gobierno sobre el espinoso asunto. Señaló que varios directores de medios (no dijo quiénes, ni cuántos directores, ni de qué medios de información fueron invitados a la sesión informativa) pudieron apreciar videos y fotografías que probarían la presencia de los jefes del grupo armado ilegal en puntos cercanos a los límites fronterizos entre Venezuela y Colombia.
No es la primera vez que el gobierno de Uribe invita a directores de medios para entregar información o para explicar asuntos públicos. Pero ello no es óbice para discutir sobre la conveniencia o no de aceptar la invitación del Presidente, en tanto hay un evidente interés político del actual Gobierno de torpedear los acercamientos diplomáticos que el electo presidente Santos viene alentando con Venezuela y Ecuador. Así como el Presidente arguye que se trata de un asunto de seguridad nacional (que no es nuevo), los periodistas invitados a la sesión informativa bien pudieron advertir sobre el significado y el impacto que generará no sólo la reunión en sí misma, sino lo medio informado al país.
Política y periodísticamente los medios y los directores invitados quedan como meros estafetas o mandaderos de un Presidente molesto con ciertos nombramientos ministeriales de Santos, como el de Juan Camilo Restrepo en la cartera de Agricultura, con la propia conformación de los liderazgos políticos dentro del Congreso y claro está, por la evidente toma de distancia de Santos frente a la forma como Uribe manejó asuntos de Estado que resultan estratégicos y delicados, como las relaciones con los vecinos, acercamientos diplomáticos que se adelantó a calificar como diplomacia “melíflua y babosa”.
En ese juego de intereses en los que se convierte la relación Medios y Gobierno, los directores de medios pudieron abstenerse de ir (desconozco alguna situación al respecto) a la reunión convocada por el Gobierno, porque de forma natural su presencia garantizaba a Uribe que hablarían, pero no informarían sobre el asunto. Y el deber ético, político y constitucional es informar y ello implica probar lo que dicen las fuentes, evaluar y contrastar los hechos, las pruebas y las versiones, acciones que los periodistas no pudieron hacer porque aceptaron hablar de un asunto, sin pruebas. Es claro que Uribe usará a su favor a los medios hasta el último minuto del 7 de agosto de 2010. Y los periodistas estarán prestos a salir corriendo a registrar lo que a bien tenga decir. Imagino que será igual cuando en su condición de ex presidente, decida decir algo.
Ante la delicada información sobre las coordenadas que demostrarían la presencia de los guerrilleros en territorio venezolano y ante la existencia de un proceso de empalme con el equipo del electo mandatario, pudo más el afán de Uribe de ponerle trabas al acercamiento prudente que Santos intenta con los vecinos. Uribe debió esperar a reunirse con Santos para discutir las pruebas, dejando en sus manos el camino a seguir en lo que parecía advertirse: un nuevo ambiente en las complejas relaciones con Venezuela y Ecuador.
Ojalá que en su condición de ex presidente Uribe deje gobernar a su raposo ex ministro de defensa y no se convierta en un líder ansioso de regresar al poder, con el beneplácito de sus áulicos que esperan agazapados que Santos cometa errores garrafales, para intentar el regreso al poder del fracasado Mesías.
NOTA: este artículo fue reproducido en la revista CIERTO, www.revistacierto.com
desde el 16 de julio hasta el 24 de julio de 2010.
Antes de dejar la Casa de Nariño, el Presidente vuelve a usar a los medios de comunicación, en particular a algunos directores de medios masivos, para que sirvieran de caja de resonancia a sus denuncias alrededor de la presencia de líderes farianos en territorio venezolano.
Uribe puso ayer al ministro de Defensa en la tarea de llamar a directores de medios de comunicación para que conocieran de primera mano información (pruebas, como fotografías, y videos) acerca de la presencia de cabecillas de las Farc en el hermano país bolivariano, con un impedimento: las pruebas no podían exhibirse públicamente a través de los medios. Es decir, el mensaje era claro: vayan, lancen la información, cuenten que vieron unas pruebas, pero no las pueden divulgar. Ello significa que las audiencias deben confiar en lo visto por los periodistas (directores) en la sesión privada.
Ayer en la noche, en la emisión de las 7, el director de noticias del Noticiero Caracol describía a medias el tipo de información que según él, le dejó conocer el Gobierno sobre el espinoso asunto. Señaló que varios directores de medios (no dijo quiénes, ni cuántos directores, ni de qué medios de información fueron invitados a la sesión informativa) pudieron apreciar videos y fotografías que probarían la presencia de los jefes del grupo armado ilegal en puntos cercanos a los límites fronterizos entre Venezuela y Colombia.
No es la primera vez que el gobierno de Uribe invita a directores de medios para entregar información o para explicar asuntos públicos. Pero ello no es óbice para discutir sobre la conveniencia o no de aceptar la invitación del Presidente, en tanto hay un evidente interés político del actual Gobierno de torpedear los acercamientos diplomáticos que el electo presidente Santos viene alentando con Venezuela y Ecuador. Así como el Presidente arguye que se trata de un asunto de seguridad nacional (que no es nuevo), los periodistas invitados a la sesión informativa bien pudieron advertir sobre el significado y el impacto que generará no sólo la reunión en sí misma, sino lo medio informado al país.
Política y periodísticamente los medios y los directores invitados quedan como meros estafetas o mandaderos de un Presidente molesto con ciertos nombramientos ministeriales de Santos, como el de Juan Camilo Restrepo en la cartera de Agricultura, con la propia conformación de los liderazgos políticos dentro del Congreso y claro está, por la evidente toma de distancia de Santos frente a la forma como Uribe manejó asuntos de Estado que resultan estratégicos y delicados, como las relaciones con los vecinos, acercamientos diplomáticos que se adelantó a calificar como diplomacia “melíflua y babosa”.
En ese juego de intereses en los que se convierte la relación Medios y Gobierno, los directores de medios pudieron abstenerse de ir (desconozco alguna situación al respecto) a la reunión convocada por el Gobierno, porque de forma natural su presencia garantizaba a Uribe que hablarían, pero no informarían sobre el asunto. Y el deber ético, político y constitucional es informar y ello implica probar lo que dicen las fuentes, evaluar y contrastar los hechos, las pruebas y las versiones, acciones que los periodistas no pudieron hacer porque aceptaron hablar de un asunto, sin pruebas. Es claro que Uribe usará a su favor a los medios hasta el último minuto del 7 de agosto de 2010. Y los periodistas estarán prestos a salir corriendo a registrar lo que a bien tenga decir. Imagino que será igual cuando en su condición de ex presidente, decida decir algo.
Ante la delicada información sobre las coordenadas que demostrarían la presencia de los guerrilleros en territorio venezolano y ante la existencia de un proceso de empalme con el equipo del electo mandatario, pudo más el afán de Uribe de ponerle trabas al acercamiento prudente que Santos intenta con los vecinos. Uribe debió esperar a reunirse con Santos para discutir las pruebas, dejando en sus manos el camino a seguir en lo que parecía advertirse: un nuevo ambiente en las complejas relaciones con Venezuela y Ecuador.
Ojalá que en su condición de ex presidente Uribe deje gobernar a su raposo ex ministro de defensa y no se convierta en un líder ansioso de regresar al poder, con el beneplácito de sus áulicos que esperan agazapados que Santos cometa errores garrafales, para intentar el regreso al poder del fracasado Mesías.
NOTA: este artículo fue reproducido en la revista CIERTO, www.revistacierto.com
desde el 16 de julio hasta el 24 de julio de 2010.
3 comentarios:
Gracias me sirvió la aclaración porque esta mañana leí la noticia en el tiempo y decía que no se podía publicar vaya que política tan tenaz que se maneja y los medios dispuestos a hacer lo que se les da la gana……………
Bertha
Hola Germán, Es que Uribe quiere seguir gobernando!! Todos sus actos denotan un dolor profundo ante la pérdida de poder. Será nefasto como ex-presidente. Un abrazo, Claudia
Hola Uribito:
El hecho implicaría dos cosas:
1.- Que los medios no son independientes y que carecen de visión crítica. Nunca pudieron ser alternativa imparcial.
2. Que Uribe hace muchas cosas por debajo de la mesa.
¿Quién auscultó lo anterior?
Creo que a los medios les hace falta una seria revisión ética.
Luis F.
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